06-(Argentina)De Salta a Jujuy: Tilcara y Humahuaca. Trópico de Capricornio

De  Salta a Jujuy: Tilcara y Humahuaca. Trópico de Capricornio (10,11 y 12 de octubre de 2013)

La llegada a Salta viene precedida por la extensa meseta, accidentada y verde. El ascenso discurre siguiendo el curso del río de Las Conchas dibujando sinuosidades bajo cumbres impresionantes. Todo cobra vida en el altiplano a medida que nos acercamos a la ciudad; nos asaltan los olivares, los cultivos de caña y las plantaciones e industrias del tabaco. El viaje se hace ameno en medio de campos verdes y el fondo arbolado en largos tramos a un lado y otro de la carretera.

Salta nos recibe con generoso calor, mucho más veraniego que primaveral. Toda la vida de la ciudad bulle en torno a su plaza mayor, en la que se encuentra su iglesia catedral y el Cabildo. Unas cuantas calles peatonales que salen de la plaza acogen tiendas, restaurantes y los museos de mayor interés. El edificio del Cabildo, con sus dos patios interiores y su balconada de la primera planta sobre la plaza, contiene la historia de la ciudad desde su fundación hasta hoy día, dividida en épocas: de la fundación, periodo colonial, la independencia y la actualidad. Carruajes, armas, vestidos, objetos de culto, mapas, mobiliario y un sinfín de materiales se ofrecen, bien ordenados, al visitante. Otro museo cercano emplazado en una gran casa colonial ( ) llama nuestra atención; es de arte moderno y recorrerlo sirve tanto para admirar los cuadros y esculturas expuestos, como para disfrutar de lo que fue una de las casas coloniales mejor conservadas.

La tarde, calurosa, nos empuja hasta el funicular que sube al cerro de S. Lorenzo. La vista de toda la ciudad desde la altura y el paseo por el conjunto de fuentes y cascadas artificiales de sus jardines escalonados hacen más gratas las horas del atardecer. Al final, ya en el hostel y alrededor de un buen asado, la lluvia legó a las calles de Salta para aliviar la temperatura y hacer más grata la noche.

Abandonar Salta de buena mañana y ponerse en marcha hacia Tilcara, ya en la provincia de Jujuy, es todo uno. Tilcara es un gran pueblo bien organizado en torno a su plaza principal, de construcciones sencillas y en fase de pavimentación y arreglo de sus calles principales. Cruza el pueblo el río Grande, de cauce muy amplio y caudal escaso, pero que puede llenarse con las fuertes precipitaciones en un par de horas para descender luego también rápidamente.

La visita a las cuevas de Guaira nos va a permitir realizar un largo paseo de ascensión a la montaña, con la precaución de ir tomando descansos para aclimatarse a la altura. Las cuevas evocan los rituales indígenas quechuas y sus creencias. Hay que arrastrarse por el suelo o salvar algún tramo entre dos paredes muy estrechas desplazándote con los pies sobre una pared y apoyando la espalda en la otra. Las velas con que las iluminan en su recorrido contribuyen a crear ese espacio de imaginación y sugestiva magia.

A pocos kilómetros de Tilcara nos espera la Colina de los Siete Colores y el agradable paseo alrededor de la colina de Los Colorados. La luz de la mañana contribuye a hacer más grato el recorrido de casi una hora caminando despacio y haciendo fotos casi sin parar. Purmamarca, la población que acoge estos entornos, se llena de un mercado enorme de productos artesanales de todo tipo, tapices de llama o de vicuña, gorros, cerámica, madera y todo lo que la región produce. A Ramona, mujer de marcados rasgos indígenas y que a nuestro paso dijo en voz alta que quería encontrar pareja y casarse, le compramos bufandas, gorros y pañuelos. Quería un hombre trabajador –decía- y también aseguraba que era muy triste estar sola. A Ramona, que nos despidió con lágrimas y abrazos, le arreglamos el día –como ella misma nos explicó- con las compras y con la conversación y la alegría que le brindamos. ¡Suerte, Ramona!

De vuelta a Tilcara nos acercamos a escuchar un recital de coros en la iglesia. Cantó un coro cordobés que habíamos escuchado en la plaza de Purmamarca interpretando a Antonio Machado en la versión de Joan Manuel Serrat y con los que entablamos conversación. La casualidad hizo que pudiera conocer a uno de los músicos integrantes del grupo y que es fabricante de charangos. Me mostró el que iba a utilizar en el recital y se mostró muy amable explicándome las cuatro clases de maderas utilizadas y algunos detalles de su fabricación. Sentí curiosidad por saber cuánto podría valer un charango de estas características y el músico me explicó que los estaba vendiendo en torno a unos 2000 pesos (300 euros).

Humahuaca, siempre en la norteña provincia de Jujuy, se alza hasta los 2.936 metros de altitud. La subida se realiza en una hora y media de viaje en una continuidad de paisajes y rocas de atractivos colores si miras hacia la izquierda, y siguiendo el curso del río por la derecha. Todo el territorio está configurado por ríos de cauces secos y amplios que llegan a alcanzar los doscientos metros de anchura. Grandes contrastes de colores en medio de la aridez del paisaje en el que aparecen manchones verdes de arbolado y cultivos a los pies de esta cordillera subandina.

En el hostel de Humahuaca, Paula es un dechado de natural amabilidad, con orígenes españoles en las rías gallegas que un día visitó y otra parte de ascendencia italiana e indígena. Creo que le gusta lo que hace y que siente y ama esta tierra dura y alta.

Desde los casi 3000 metros de altura de Humahuaca, a lomos de un todoterreno y mascando el polvo de la pista de montaña de trazado endiablado, ascendemos a los 4300 metros del Hornocal. El viento frío azota estos parajes que sólo resisten las vicuñas, y las vistas son sueño y asombro para los ojos y el alma. Al descender, sobre un llano, destaca el colorido de un cementerio y sus tumbas bien adornadas de coronas y ramos de papel de vivos colores.

Hay que aprovechar la oportunidad de degustar algunos platos en el entorno de la plaza de Humahuaca y su calle –prácticamente la única- más comercial. El Piqué Macho, la Milanesa de quesillo con quínoa, la Humita o el Locro pueden ser degustados en restaurantes como Pacha Manca o El Refugio.

A la mañana siguiente, todo Humahuaca se transforma en un mercadillo y la gente llena las calles y se concentra a las doce de la mañana en la plaza del pueblo para ver aparece a S.Francisco impartiendo sus bendiciones de gigantón subido a la fachada de la torre abrazada al edificio de la municipalidad. Este acontecimiento y el monumento gigantesco erigido en memoria de los indígenas y la independencia que se eleva en un cerro al que se accede por una interminable escalinata, llenan la vida cotidiana de los nativos y de los visitantes o turistas.

Buen tiempo, ambiente animado, ocasión de dar un paseo por los alrededores y despedida de un pueblo aupado a unas alturas que empiezan a dejarse notar.

Julio Glez. Alonso

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2 comentarios en “06-(Argentina)De Salta a Jujuy: Tilcara y Humahuaca. Trópico de Capricornio

  1. Me llamó la atención la imagen con la aparece esta pagina;inmediatamente reconocí el restaurante que es PACHAMANCA, (y es mencionado en la nota). Pero el modo como dan forma al relato de su visita, nos dan a entender que Tilcara, Humahuaca, Purmamarca etc. siguen siendo Salta, porque en ningún momento se menciona que ya están en la provincia de JUJUY, que es otra, claro, y que estaría bueno aclararlo para que la hermana provincia de Salta deje de lucrarse con nuestros paisajes.

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    • Elizabeth, muchas gracias por las aclaraciones y decirte que tienes razón, las localidades que mencionas pertenecen a la provincia de Jujuy. Ya he introducido esta aclaración en el relato, así como el nombre del restaurante en la fotografía. Espero que ahora todo esté mucho mejor.

      Aparte de las puntualizaciones, quería decirte que guardamos muy gratos recuerdos de todo el viaje y de Jujuy en particular. Me gustaría volver a Argentina y te aseguro que el entorno de Humahuaca en Jujuy sería uno de los lugares en los que repetiría visita.

      Otra vez gracias. Un abrazo desde España.
      Salud.

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